El Papa Francisco insta a los educadores jesuitas a priorizar una educación integral centrada en Jesús y al mismo tiempo promover el servicio y el rigor académico para construir una sociedad más fraterna.
Por Francesca Merlo
El Papa Francisco se reunió el viernes con la Comisión Internacional para la Educación Apostólica (ICAJE) de la Compañía de Jesús del Vaticano, y les agradeció «por su trabajo en las escuelas jesuitas y otras escuelas relacionadas con la misión».
darse cuenta del potencial
En su discurso preparado, el Papa Francisco habló de las dudas iniciales de San Ignacio y sus primeros amigos sobre la importancia de las escuelas, pero enfatizó que ellos se dieron cuenta del «enorme potencial evangelizador» de la educación.
Gracias a esta constatación, afirmó el Papa, los colegios jesuitas «continúan escuchando el mensaje del Evangelio entre las nuevas generaciones, sostenidos por el rigor académico e intelectual que los caracteriza».
Mantenga a Jesús en el centro de su misión
El Papa Francisco enfatizó la importancia de mantener a Jesús en el corazón de la educación jesuita y elogió el compromiso de los jesuitas de integrar el Evangelio en su plan de estudios y actividades, fomentando un ambiente donde los jóvenes puedan participar y ayudar en las enseñanzas de Jesús. propiedad comun
«Esta es la verdadera educación: ayudar a los jóvenes a descubrir la construcción del bien común en el servicio a los demás y en el rigor académico», afirmó.
El Papa Francisco también destacó el nuevo Pacto Mundial sobre Educación, que tiene como objetivo cambiar el enfoque de la educación del éxito personal al bienestar colectivo de la humanidad.
«Tenemos que pasar de mi cultura a la cultura del ‘nosotros’, donde la educación de calidad se define por sus resultados humanizadores y no por sus resultados económicos», subrayó. Este cambio, continuó, requiere poner a la persona en el centro del proceso educativo.
Toma por ejemplo
El Papa Francisco ha enfatizado la necesidad de que los educadores encarnen los valores que quieren impartir a sus alumnos. «La mejor manera de educar es con el ejemplo», dijo el Papa, «modelando en nosotros mismos lo que queremos en nuestros alumnos. Así es como Jesús educó a sus alumnos».
El Papa llamó a los educadores jesuitas a garantizar que sus programas de formación hagan que los docentes sean conscientes de su potencial y su profunda vocación de ayudar a los demás, especialmente a aquellos que se encuentran en los márgenes de la sociedad.
Un futuro positivo
Al concluir su discurso, el Papa Francisco expresó su optimismo sobre el impacto del renovado pacto educativo global.
Advirtió sobre la violencia y la polarización que el mundo está experimentando hoy y destacó la necesidad de un futuro esperanzador construido sobre responsabilidades compartidas y objetivos comunes.
“La educación es el trabajo de la siembra y muchas veces ‘sembramos con lágrimas para cosechar con canciones’”, afirmó.
Finalmente, concluyó, “la educación es una tarea de largo plazo, con paciencia, donde los resultados a veces no son claros; Ya al principio Jesús no obtuvo buenos resultados con los discípulos, pero tuvo y sigue teniendo paciencia con nosotros, para enseñarnos que educar es esperar, perseverar e insistir con amor”.