Mientras la Catedral de Notre Dame reabre sus puertas al culto, cinco años después de que fuera destruida por un incendio, el Papa Francisco tiene un poderoso mensaje de solidaridad, gratitud y esperanza.
Por Linda Bordoni
Al describir el momento como una transición de «tristeza y duelo a alegría, celebración y alabanza», el Papa Francisco dijo que se une a los fieles en espíritu y oración mientras la Catedral de Notre Dame renace de las brasas.
En un mensaje dirigido al arzobispo de París, Laurent Ulrich, el Papa expresó su alegría por este día histórico. El mensaje fue leído por el nuncio apostólico en Francia, el arzobispo Celestino Migliore, en la ceremonia de apertura el sábado por la tarde.
Un monumento salvado por el coraje y la unidad
Recordando el terrible incendio que destruyó la Catedral en abril de 2019, el Papa destacó el dolor colectivo que siente el mundo al presenciar la destrucción de la obra maestra de la fe cristiana y el testimonio de la arquitectura y de la historia francesa.
También rindió homenaje a los valientes bomberos que arriesgaron sus vidas para proteger la estructura y al compromiso continuo de las autoridades públicas y a la extraordinaria generosidad internacional que promovieron la restauración de la catedral.
«Esta generosidad», dijo el Papa, «no es sólo una demostración del apego de la humanidad al arte y a la historia, sino también una demostración del valor simbólico y sagrado duradero de este edificio, que todavía es muy apreciado por personas de todas las edades».
Un viaje espiritual
En su mensaje, el Papa expresó su agradecimiento a los numerosos profesionales y artesanos que trabajaron en la minuciosa restauración de Notre Dame.
Su trabajo, señaló, fue más que un logro técnico; fue un viaje espiritual: «Muchos de ellos han testificado que esta aventura fue un verdadero camino espiritual, siguiendo los pasos de sus antepasados, cuya fe fue la única que hizo posible tal obra maestra».
Esta renovación, añadió el Papa, es un reflejo de la profunda conexión entre fe, artesanía y dedicación, testimonio de una tradición que «no encuentra lugar para nada profano, incomprensible u ordinario».
Un símbolo profético
La reapertura de Notre Dame, dijo el Papa Francisco, sirve como símbolo profético de la renovación de la Iglesia en Francia.
«Queridos creyentes de París y de Francia, esta casa en la que vive nuestro Padre celestial es vuestra: vosotros sois sus piedras vivas», dijo.
El Papa también esperaba con interés las multitudes que visitarán Notre Dame en los próximos años, tanto peregrinos como turistas, muchos de ellos en busca de significado y esperanza.
«Sé, Eminencia, que las puertas estarán abiertas de par en par para ellos y que los recibirá generosa y libremente como hermanos y hermanas», escribió al arzobispo Ulrich.
Expresó la esperanza de que quienes entren a la catedral puedan encontrar la paz y el gozo que fluyen de la presencia de Dios y “compartir su esperanza invencible” mientras sus ojos se elevan hacia las bóvedas recientemente renovadas que brillan con luz.
Una bendición para Francia
Para concluir, el Papa Francisco dio su bendición apostólica a todos los presentes en la inauguración del sábado y proclamó la protección de Notre Dame de París sobre la Iglesia francesa y toda la nación francesa.